domingo, 18 de septiembre de 2011

PEDAZO FIN DE SEMANA, OIGAN

Esta semana han pasado un motón de cosas buenas para la peli, y casi todas obra de la misma persona. Y es que, a falta de 15 días para empezar a rodar, se nos ha unido Jaime Adalid, que nos está ayudando con la producción... bueno, ayudando es una palabra suave: en una semana, ha conseguido más localizaciones para rodar que yo en tres meses (de hecho, una de las que he conseguido yo está en la cuerda floja... una de las únicas cosas malas que han tenido estos días).

Entre las localizaciones que ha conseguido, está una de mis favoritas: la casa en el campo, en la que suceden algunas de las mejores escenas de la película... y es EXACTAMENTE como yo me la imaginaba mientras escribía el guión.


Hemos cerrado también la comisaría y la entrega de premios (la localización que tendremos que usar el primer día de rodaje... y una de mis mayores preocupaciones hasta ayer). Además, se nos ha unido Laura Vellido, que va a ayudarnos con el maquillaje, y he cerrado la semana reuniones súper productivas con Daniel Martínez, que está liado con los efectos especiales, y Jorge Garridos, el técnico de sonido (bueno... con él, solo telefónica)... Dios, no me puedo creer que tengamos técnico de sonido... ¡Y bueno además!

Hoy también he tenido un ensayo con el gran Ramón Merlo, y, al igual que la semana pasada con Ángela, Jesús, Chema y Nüll, ha sido maravilloso ver como el personaje aparecía de pronto al ponerle la ropa... y el bigote. Y es que me encanta ver como una persona tan dulce y agradable como Ramón se puede convertir en un hijo de puta de marca mayor solo poniéndole un bigote (bueno, y también gracias a su enorme talento como actor)... Sus escenas van a molar tanto.


No queda nada de nada, y estoy deseando empezar a rodar... y por primera vez desde que empezó está loca aventura, tengo la sensación de que la cosa está controlada.

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